Por Manolo Pasero
El regreso de Donald Trump al poder representa un punto de inflexión importante para México, dados los profundos vínculos económicos entre ambos países. Como principal socio comercial de Estados Unidos, México enfrenta un complejo conjunto de desafíos y oportunidades para afrontar un posible segundo mandato de Trump, en particular a la luz de sus políticas económicas, conocidas como Trumpeconomics.
El enfoque económico de Trump se ha caracterizado históricamente por el proteccionismo, los recortes de impuestos, la desregulación y políticas migratorias más estrictas, todo lo cual podría tener efectos de largo alcance en la economía de México. Para minimizar las posibles perturbaciones y aprovechar las oportunidades, México debe adoptar una estrategia con visión de futuro en respuesta a estas políticas.
1. Políticas comerciales y renegociación del T-MEC
Durante la administración anterior de Trump, la política comercial se caracterizó por una postura proteccionista, centrada en la reducción de los déficits comerciales y el aumento de la producción manufacturera nacional en Estados Unidos. La renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) para convertirlo en el Tratado Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC) fue un resultado directo de estas prioridades y reformó significativamente la dinámica comercial entre los tres países.
El segundo mandato de Trump podría dar lugar a nuevas revisiones o intentos de renegociar el T-MEC, especialmente ante su agenda de "Estados Unidos primero". Esto podría tener efectos mixtos en México. Por un lado, los cambios en el acuerdo podrían perturbar las cadenas de suministro, en particular en los sectores automotriz y agrícola, donde el comercio transfronterizo es vital. Por otro lado, podrían surgir nuevas oportunidades para el sector manufacturero de México, en particular en las industrias que podrían beneficiarse de un cambio en las políticas estadounidenses destinadas a impulsar la producción nacional. Por ejemplo, si Trump presiona para lograr una producción aún más localizada, México podría ganar, ya que las empresas estadounidenses buscarán mano de obra más barata y cadenas de suministro más flexibles.
2. Políticas de inmigración y remesas
Uno de los aspectos más significativos de la administración anterior de Trump fue su postura de línea dura sobre la inmigración. Las políticas destinadas a reducir la inmigración desde México y América Central (incluido un muro fronterizo, una aplicación más estricta de la ley y una ofensiva contra los inmigrantes indocumentados) podrían reducir el flujo de remesas enviadas por los trabajadores mexicanos que viven en Estados Unidos.
Las remesas se han convertido en un pilar fundamental de la economía de México, especialmente en las zonas rurales. Una reducción de las remesas podría tener consecuencias negativas, en particular si las leyes de inmigración más estrictas hacen que menos mexicanos puedan trabajar en Estados Unidos o si se deporta a más trabajadores. México podría tener que centrarse en fortalecer su mercado laboral interno para compensar las posibles disminuciones de los ingresos por remesas, al tiempo que trabaja diplomáticamente con Estados Unidos para proteger los derechos de los migrantes mexicanos.
3. Políticas fiscales y crecimiento económico de Estados Unidos
Las reducciones de impuestos y las políticas de desregulación de Trump fueron diseñadas para estimular la economía estadounidense impulsando las ganancias corporativas y alentando la inversión. Si se reintroducen o amplían estas políticas en caso de que Trump vuelva a ser presidente, podrían tener efectos mixtos para México.
En el lado positivo, una economía estadounidense más fuerte, impulsada por recortes de impuestos y desregulación, probablemente conduciría a una mayor demanda de exportaciones mexicanas. Como proveedor clave del mercado estadounidense, México podría ver sus sectores manufacturero y agrícola beneficiarse de una mayor demanda de sus productos. Sin embargo, México debe seguir siendo cauteloso, ya que una economía estadounidense en auge también podría conducir a presiones inflacionarias, que podrían hacer que los consumidores estadounidenses sean más selectivos en sus compras, lo que podría afectar a los exportadores mexicanos.
Además, el impulso a la desregulación en sectores como la energía y la tecnología podría conducir a una mayor competencia en áreas en las que México tiene ventajas comparativas, como en la industria automotriz o la energía renovable. México podría salir ganando si puede alinear sus políticas internas con las tendencias de crecimiento de Estados Unidos, pero también deberá mantenerse ágil para responder a posibles barreras comerciales o cambios regulatorios.
4. Estrategias de largo plazo para México
Para afrontar un posible escenario de “economía Trump”, México debería centrarse en varias áreas clave para salvaguardar sus intereses económicos:
Diversificación de socios comerciales: México debería seguir diversificando sus relaciones comerciales más allá de los Estados Unidos. Esto incluye fortalecer los vínculos con los mercados emergentes, en particular en Asia y América Latina. Iniciativas como la Alianza del Pacífico y la participación en acuerdos comerciales regionales pueden ayudar a reducir la dependencia excesiva del mercado estadounidense.
Fortalecimiento de las industrias nacionales: México necesita seguir invirtiendo en sus propias industrias para impulsar la productividad y reducir la vulnerabilidad a los shocks externos. Un enfoque en el desarrollo de sectores de alto valor como la tecnología, la energía limpia y la manufactura avanzada podría ayudar a México a volverse menos dependiente de la demanda estadounidense.
Inversión en el desarrollo de la fuerza laboral: dada la posibilidad de que Estados Unidos adopte políticas migratorias más estrictas, México podría invertir en programas de educación y capacitación para mejorar las habilidades de su fuerza laboral, reduciendo la dependencia de las remesas mediante la creación de más oportunidades de empleo interno. El fortalecimiento de los derechos laborales y la mejora de los salarios también podrían ayudar a impulsar el consumo interno.
Relaciones diplomáticas con Estados Unidos: México debe mantener canales diplomáticos sólidos con Estados Unidos para garantizar que sus intereses sean tomados en cuenta en cualquier nueva política comercial o migratoria. El diálogo constructivo y la cooperación en temas compartidos, como la seguridad, el cambio climático y la energía, pueden ayudar a mitigar las tensiones y brindar vías para la colaboración.
Conclusión
Si bien el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca presenta ciertos riesgos e incertidumbres para México, también ofrece oportunidades de adaptación y crecimiento. Las políticas económicas de México deben ser flexibles, resilientes y con visión de futuro para mitigar los efectos negativos de las políticas comerciales proteccionistas, los controles migratorios más estrictos y las posibles perturbaciones económicas en Estados Unidos. Al diversificar las alianzas comerciales, invertir en su fuerza laboral y alinearse con las tendencias económicas mundiales, México puede posicionarse para prosperar frente a los desafíos cambiantes. La clave está en la preparación proactiva y la toma de decisiones estratégicas, asegurando que México siga siendo un actor fuerte y competitivo en las economías de América del Norte y del mundo.
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