Fortalecimiento de la reforma fiscal en México: una vía para combatir la desigualdad

En un debate reciente organizado por Oxfam, Gerardo Esquivel, economista del Colegio de México (Colmex) y ex subgobernador del Banco de México (Banxico), enfatizó la urgente necesidad de una reforma fiscal fuerte para combatir la desigualdad en México. Sus ideas llegan en un momento crucial en el que el país enfrenta importantes disparidades económicas y resaltan el potencial de que las políticas fiscales progresivas tengan un impacto significativo.

Reconocer avances y desafíos

Esquivel comenzó reconociendo los avances logrados durante el sexenio anterior bajo el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Las iniciativas dirigidas al bienestar social y la reducción de la pobreza han tenido cierto éxito; sin embargo, la naturaleza persistente de la desigualdad en México sigue siendo una preocupación apremiante. A pesar de los esfuerzos por mejorar los programas sociales y la asistencia directa a las poblaciones vulnerables, la brecha de riqueza continúa ampliándose, lo que indica que las medidas existentes pueden no ser suficientes.

El economista señaló que un enfoque más sólido a través de la tributación progresiva podría mejorar estos esfuerzos. Sostuvo que las estructuras impositivas actuales benefician desproporcionadamente a los individuos y corporaciones más ricos mientras imponen una carga más pesada sobre las clases bajas y medias. Al implementar una reforma impositiva que priorice impuestos más altos para los ricos, el gobierno podría generar ingresos adicionales que podrían reinvertirse en programas sociales destinados a ayudar a los pobres.

El argumento a favor de una reforma impositiva progresiva

La reforma impositiva progresiva implica ajustar las tasas impositivas de modo que las personas con mayores ingresos paguen un porcentaje mayor de sus ingresos en impuestos en comparación con las personas con ingresos más bajos. Este principio se basa en la idea de que quienes tienen mayores medios financieros tienen una mayor capacidad para contribuir a los bienes y servicios públicos.

Esquivel sugiere que un sistema impositivo reestructurado podría abordar diversas formas de desigualdad, incluidos los ingresos, la riqueza y el acceso a la educación y la atención médica. Al canalizar recursos hacia la infraestructura social, como la educación pública, los sistemas de atención médica y los programas de capacitación laboral, el gobierno puede crear oportunidades de movilidad ascendente. Estas inversiones no solo ayudan a las personas a escapar de la pobreza, sino que también fomentan una sociedad más equitativa en general.

Beneficios económicos potenciales

La implementación de un sistema impositivo progresivo también podría tener beneficios económicos más amplios. El aumento de la inversión pública en servicios esenciales puede estimular el crecimiento económico al mejorar el capital humano y la productividad de la fuerza laboral. Una población más sana y con mejor educación tiene más probabilidades de participar activamente en la economía, lo que genera un círculo virtuoso de crecimiento y desarrollo.

Además, la reducción de la desigualdad puede contribuir a la estabilidad política y la cohesión social. Cuando las personas sienten que se satisfacen sus necesidades y que tienen las mismas oportunidades, es más probable que participen positivamente en la vida cívica y apoyen las instituciones democráticas. Por el contrario, los altos niveles de desigualdad pueden generar malestar social e insatisfacción con la gobernanza.

Desafíos para la implementación

A pesar de las posibles ventajas de la reforma fiscal progresiva, aún quedan desafíos. La resistencia de poderosos intereses económicos y las preocupaciones sobre la fuga de capitales podrían obstaculizar los esfuerzos por implementar cambios sustanciales. Además, puede haber aprensión pública con respecto a los aumentos de impuestos, en particular si los beneficios de dichas reformas no se comunican claramente.

Para abordar estos desafíos, Esquivel aboga por un diálogo transparente que involucre a diversas partes interesadas, incluido el sector privado, la sociedad civil y el gobierno. Participar en debates constructivos puede ayudar a crear un consenso en torno a la necesidad de reformas y los mecanismos a través de los cuales se pueden lograr.

Conclusión

Mientras México sigue enfrentando el doble desafío de la recuperación económica y la desigualdad generalizada, el llamado a una reforma fiscal fuerte se torna cada vez más urgente. Las ideas de Gerardo Esquivel subrayan el potencial de una reforma fiscal progresiva para abordar las disparidades sistémicas y promover la equidad social. Al priorizar la equidad en el sistema tributario y asegurar que los ricos contribuyan con la parte que les corresponde, el gobierno mexicano puede dar pasos importantes hacia la creación de una sociedad más justa e inclusiva.

En última instancia, una reforma fiscal eficaz no es sólo una medida fiscal; es un imperativo moral que puede dar forma al futuro de México. Con las políticas adecuadas, el país no sólo puede combatir la desigualdad, sino también sentar las bases para un crecimiento económico sostenible y una mayor cohesión social.